Jueves.
Estoy acostado cuando miro para la ventana, parece que entra mucho sol, miro la hora en el móvil, ¡las 7:15 horas! ¡Caramba y el autobús sale a las 7:23 horas!¡Pepe, corre!
Vestirse, asearse y la mochila.
Compruebo que llevo el bono de autobús y dinero si surge alguna emergencia.
Y salgo corriendo escaleras abajo. Me salto el desayuno, no me da tiempo a eso, y corro para la parada de autobús, no me importan los semáforos, aunque no hay mucho tráfico, puedo cruzar con facilidad, la cuestión es llegar a tiempo a la parada de autobús.
Cuando llego, hay una persona más esperando el bus, ¡uf, casi que lo pierdo! No me da tiempo ni a sentarme, en cuanto alzo la vista, allí está el autobús R21, enseño mi bono y a respirar tranquilo, mientras que llega a Arnsberg.
En cuanto llego, paso a la cafetería, el Bistro que hay, y me tomo un capuchino y un croissant.
¿Emergencias? Esta es una de ellas, desayunar
en un Bistro.
La broma de levantarme tarde, me sale un poco cara, 3,50 €, pero es el precio de no llegar tarde a clase y con cara de sueño. Pago y me marcho al andén a esperar el tren.
Para el camino, me agencio con una chocolatina.
Tranquilidad, está pagada también.
A los pocos minutos llega mi tren y en un par de minutos más, entre 15 y 20, estoy en Meschede.
Se me ocurre, por casualidad, ir al banco, Sparkasse, de la zona y para sorpresa mía, me dice el caballero que me atiende, que la tarjeta que tengo solo la puedo utilizar en el banco de Sunden. ¡Pero cómo pueden ser así los alemanes, de tener tarjetas para el banco que funcionan así!
Una bonita zona al lado de el Sparkasse para sentarse,
me recuerda a una de las zonas del parque de "The High Line"
de Nueva York, que tiene de fondo la ciudad.
http://laud8.wordpress.com/2010/09/30/the-high-line/
No soy el único sorprendido, pues cuando estamos en clase, algunos de mis compañeros les pasa lo mismo con sus tarjetas bancarias, solo pueden sacar dinero en el cajero del pueblo en el que viven.
Las clases empiezan, hay cosas que no consigo entenderlas, como hacer ejercicios de gramática sin haber explicado antes nada, tan solo fijándote un poco en el cuadro que viene antes de los ejercicios, pero así no se aprende, repitiendo ejercicios tantas veces como haga falta. ¡Olé!
Hacemos nuestras pausas correspondientes. En una de ellas, me voy a comprarme algo para comer para el mediodía con A. y R., un plato de espaguetis a la carbonada, 7,00 €. La factura se va incrementando hoy poco a poco.
Mis compañeros, al mismo llegar a clase, no se pueden contener y empiezan a comer, carne de kebab acompañada de patatas fritas, yo por el contrario, me espero a la siguiente pausa, no tengo tanta hambre como para tener que devorar el plato en pocos minutos.
Creo que no debería de desayunar tanto, cuando tengo clases y en los días libres, puede pasar un par de días con café y un par de tostadas, o no…
Terminan las clases, hora de dar una vuelta por Meschede y de contarnos las anécdotas ocurridas durante nuestros días de trabajo.
Unos optan por ir a dar una vuelta y L. quiere ir de tiendas, no tengo nada que hacer, así que me ofrezco voluntario a acompañarla, mientras que el resto van a buscar un bar para beber cerveza.
Me voy con ella porque sé que busca algo muy concreto, camisas blancas para completar el uniforme de trabajo, que sino, pues me lo habría pensado dos veces y me habría unido al grupo de búsqueda. Enseguida, encuentra lo que buscaba, probárselas las camisas y comprárselas, no he visto a una chica comprar tan rápido, no se lo ha pensado mucho.
Dice que va a sacar dinero, que ya no le queda, y le pregunto que si va a ser con la tarjeta española, ella me mira con una cara de extrañada, no se cree lo que le estoy diciendo, hasta que comprueba, por si misma, tras pasar por dos sucursales de su banco, que digo la verdad, que no puede sacar dinero.
Está en Meschede, sin dinero y tampoco nos quiere pedir dinero a nosotros, la solución es, devolver una de las camisas, aunque dice que no, que le da mucha vergüenza, ¡vaya tontería más grande, que te da vergüenza eso! ¡trae, que te la devuelvo yo! Dicho y hecho, 20 € al bolsillo para poder volver o gastar en algo más importante.
Hora de localizar al resto del personal. Antes de enviarles un mensaje, pasamos por "nuestro bar", pero para sorpresa, no están allí. Los localizamos en un bar de al lado del río.
En cuanto llegamos, parece que se han tomado ya una cerveza de 0,5 L, ¡imposible, en tan poco tiempo! Están riéndose, algo han hecho. O bien, es por el efecto del alcohol o por algo gracioso. Cuando nos sentamos con ellos, nos cuentan que se les ha caído la sombrilla de la terraza encima de la mesa y como consecuencia, los vasos se han volcado, ¡efecto dominó!
Así que quieren sentarse dentro, no quieren más problemas con los vasos de las cervezas, ¡normal, menudo susto!
Nos sentamos al lado de una mesa con un bebé, ¡uf, espero que no nos de la tarde! Todo lo contrario, parece que al oírnos hablar en otro idioma, nos presta más atención a nosotros que a su propia madre, ¡ja, ja, ja! Nos reímos un montón durante un buen rato con el bebé germano.
Al grupo se nos une una amiga alemana de A., que habla español perfectamente, eso es que ha vivido en España un par de años atrás, un buen contacto para estar enterado de lo que ocurre por aquí o si tenemos alguna duda al respecto.
Antes de las 18:00 horas, R., A. y la amiga de A. se marchan tienen que coger su autobús, yo me quedaré un poco más, puedo coger el tren de las 18:43, pero confiado de mí, pues en cuanto llego a la estación, me encuentro en el panel electrónico que el tren lleva un retraso de 10 minutos, ¡vaya transportes públicos alemanes!, por no decir otra cosa… Esto se traduce en que perderé el bus de Arnsberg a Sundern, a esperar 2 horas al próximo; o bien optar por coger un taxi.
Sin dudar, escojo la primera opción, esperarme en la estación a que pase el último bus, el de las 21:05. Mi factura de gastos se ha incrementado bastante por hoy, así que por una vez, disfrutaré del paisaje.
Mientras la espera me pongo a pensar de todo un poco: en esta entrada del blog, en lo que pueda hacer el fin de semana y sobretodo en la familia, que hace más de un mes que no la veo y la extraño un montón.
Me fijo que al lado de unos bancos,
hay esta figura con una inscripción:
"Den toten Helden. Eisenbahn
Hauptwerkstätte Arnsberg. 1914-1918"
(El héroe muerto. Ferrocarril
Principal Arnsberg taller. 1914-1918)
Veo como poco a poco, los coches que hay aparcados en el aparcamiento de la estación van recogiendo a amigos o familiares.
En ese momento, al que más le gustarían que recogieran en coche es a mí, y que me dijeran, ¡venga Pepe, que nos vamos para España, haz la maleta!
Una chica, que me cruzo con ella cuando voy a Meschede, está esperando al igual que yo en las escaleras de la estación, pues a estas horas, la sala de espera ya está cerrada. En cuanto llegan sus amigos, se baja el conductor y le cede el asiento, para que lleve ella el coche.
Yo sigo esperando el autobús.
Llega un mercedes descapotable, de un par de años atrás, de los 80, conducido por una mujer, tiene toda la pinta de que ha venido hasta la estación a recoger a alguien, pues no para de dar vueltas por los alrededores como para hacer tiempo, hasta que decide pararse justo delante de donde estoy sentado, este es el instante para moralizar con una instantánea con mi móvil. Efectivamente, estaba esperando a otra chica, la cual se ríe cuando ve que ha venido la amiga a recogerla con su flamante mercedes.
Pasea la gente del lugar, bien con otras personas o con sus mascotas y se me quedan mirándome, pues estoy desplegado en un banco con mapas turísticos al lado, como siempre, no les hago mucho caso, yo a lo mío.
Por fin, veo el autobús que se acerca, todavía no es la hora, pues antes de pasar por la estación de tren, hace un descanso y aparca a 50 metros de la misma.
Pero antes, el sol me ilumina por unos segundos,
instantes antes de esconderse. Hasta mañana.
Me voy para la parada y soy yo, el único, que se monta en el autobús, incluso, no es hasta una de las paradas de Sundern, cuando alguien entra. No hay mucha gente a estas horas de la noche, todo el mundo ya está en casa.
Llego al hotel a las 21:40, a estas horas, no me está permitido entrar a la cocina a hacerme algo o bien coger fiambre con pan. Me tendré que conformar con lo que tenga en el frigorífico y sino a hacer ayuno.