martes, 24 de junio de 2014

Día 17. Hasta medianoche en cocina.

Hoy es lunes, vuelta a empezar, una nueva semana en Alemania, veremos a ver cómo la llevo, si bien, mal o regular.

No sé ni a que hora me he despertado, ya ni siquiera lo tengo en cuenta, me levanto y punto.
Ducha rápida y a desayunar.
Pues estaba haciendo cosas esta mañana en el ordenador, cuando de repente, se abre la puerta, la limpiadora que entraba a ver el panorama de la habitación. Menudo susto. Ja,ja,ja. De ahora en adelante, dejaré la tarjeta (verde o roja) en el pomo de la puerta, aunque entre 5 minutos y después me vaya.

Tengo que ir a subir a la sala de fumadores a almorzar y ya están allí un par de alemanes, dale que te pego al cigarrillo, pero eso si, en todas las habitaciones, te encontrarás que está completamente prohibido fumar en todo el hotel. Creo que voy a dejar de visitar este lugar, o mi salud correrá un grave peligro.


Un mensaje subliminal en la pared de la sala de fumadores,
es para cuando estés supercansado y... 

Una cosa más respecto a esta sala. Todos los de la plantilla que son fumadores tienen "derecho" a entrar a estar salir y tener un descanso mientras que te dure el cigarro, pero los que no somos fumadores, no hay pasa que valga mientras trabajas. Pues no lo veo nada justo.

Me salgo un rato fuera, está el ayuntamiento y una plaza, así que siento un rato a tomar el fresco y unos pequeños rayos del sol que se filtran por las nubes.


Allí está la parada de autobús imposible
porque siempre hay gente esperando
al autobús.



Una plaza con su fuente incluida.

Voy a subir a la habitación, cuando llamo al ascensor y me encuentro a una pareja que bajan al recibidor y se quedan sorprendidos de que hayan llegado a la primera planta. Lo primero que hacen es, salir del ascensor, dar vueltas. El caballero se baja por las escaleras, mientras la señora vuelve al ascensor y bajamos a recepción.

Este caso, ya me ha pasado más de una vez, que conste. Y una de las ocasiones, una señora se llevó un buen golpe con la puerta del ascensor. En ese momento, no supe si reírme o qué.

El día fue mucho mejor que la tarde.

La mañana se lleva bien, no hay mucho que hacer. Me enseñan a hacer natillas. Como si nu supiera como se hacen, pero me poco muy atento a los pasos, como no supiera ni idea. E incluso, me llevo uno para comérmelo luego.


Lo que me da tiempo a prepararme para "la hora de la comida".



Y me encuentro este postre entre el resto de un catering.

La verdad que, los platos no tienen gran cosa, me refiero que no tienen una gran elaboración, unos cuantos pasos y listo. Lo que ocurre que, luego les gusta mucho decorar el plato. No veas, que solo tienen unas lechugas, solo para decorar.

Entre plato y plato. M. me pide que me ponga a hacer helados, de los que sea, porque luego los clientes no saben de que sabor es cada bola de helado. ¡Jajaja!

Tengo que además decorar platos para los postres, que si media fresa, un fruto de los Andés. Una pijotada al lado de otra.

Me mandan a tirar la basura un par de veces. Para ello, tienen una casa pequeñita, donde tienen varios contenedores de basura de distinto tipo.


Contenedores negros, azules, amarillos y verdes,
incluyendo todo aquello que no les hace falta ya
en la cocina.

La tarde se alarga demasiado, no veas que a las 9 de la noche, empiezan a traer trastos de un evento que han tenido. Pues hay que ponerse a vaciar la furgoneta, cuando la noche estaba a punto de terminarse para mí, llega esto. Los cacharros empiezan a volar por todos sitios, la chica de los platos, va tan rápida fregando y colocando, que se pega un buen corte en el dedo, que le empieza a chorrear sangre en el dedo. Vamos un drama por completo.

Cuando ya no caben más cacharros de cocina y carritos en la cocina, entonces se ponen con la operación "fregar el suelo", cuando estás ya para vender tu alma al diablo de cansancio, empiezan a fregar el suelo, que está lleno de marranería.


Pasan las horas, las 10, las 11, las 12… Y aún me veo dentro de la cocina, ya no puedo más, he llegado mi límite, mañana tengo que volver aquí, así que dejo todos los trapos, escobas y delantal y me subo a dormir.

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