Segundo día.
¿Pero para qué pongo despertador, si me despierto antes? No solo antes, a las 5 de la mañana, ¡por favor, Pepe! ¡Qué ya cogiste el vuelo, no hay que madrugar tanto!
A dar vueltas a la cama, hasta que ya no puedo más y me levantó. Me lo tomo con toda la calma posible, total, hoy es día libre y todavía las clases de alemán no han comenzado.
Bajo a desayunar, pero eso si, ¡sin pasar por la recepción!, que da enfrente del ascensor. ¡Pepe, no nos digas más tonterías! ¡Despierta, que todavía sigues durmiendo!
No es broma, es la pura verdad, M.K me lo dejó bien claro desde el principio: no pasar por recepción para cuando tengas que bajar a la cocina. Pero, ¿cómo se come eso? El edificio tiene 4 plantas. Yo estoy en el último. Tengo que bajar en el ascensor hasta el primero, entrar por una puerta camuflada como salida de incendios, (tranquilos que no empieza a sonar una alarma cada vez que se abre, no) bajar una planta y ya me encuentro dentro de la zona de cocinas. Y al contrario, para cuando tengo que volver a la habitación, ¡tela!
Hasta allí todo claro, ¿no?
Una vez que bajo, y quiero desayunar, comer o bien cenar; tengo que coger el plato, subir una planta por la zona de servicio y abrir la puerta de enfrente por la que entro a la escalera.
Es una habitación minúscula, con un mini sofá, una mesa y cuatro sillas, con un aseo. Allí es donde como.
Cuando termino, tengo que recoger los platos y volver a dejarlos en cocina. Parece que no está mal, una habitación para los trabajadores para comer, ¡Pepe, no puede ser! ¿Tiene truco? Pues si que lo tiene, además para comer, lo utilizan para fumar. Dichoso de mí que, las pocas veces que he entrado, a los pocos minutos aparece alguien que se enciende un cigarrillo.
Tienen los ventanales abiertos, pero algo de ese humo irá a parar a mis pulmones. ¡Pepe, te veo comiendo en el sótano! Desde luego que si.
Después de desayunar, me disponía a marcharme de turismo, cuando veo a otra mujer, hasta ahora desconocida por mí, pero al parecer que ya me conocía.
Pero, Pepe, ¿qué haces que eres famoso por todos los sitios? Frau S.P-L, la encargada o jefa de ventas. ¡Qué se me olvidaba llevarme una botella de agua, para la excursión! Muy amable y agradable por su parte... Pero es que si supiera que no puedo con el agua con gas, no sé cómo se pueden beber eso, además es como la Coca-Cola, que te produce gases, aunque ya lo he solucionado, después de beberme 2 botellas, las he llenado del grifo y a la nevera a que se pongan fresquitas.
Un domingo a dar una vuelta por "la ciudad", lo normal es que haya gente paseando. Pues no, al parecer aquí en Alemania no se lleva eso. Prácticamente nadie. Dos bares abiertos, con par de vejetes. con sus respectivas cervezas. Un padre con su hijo paseando, como yo de turismo, vamos que me lo he cruzado un par de veces.
Pero eso si, cuando he pasado por la iglesia, parecía que estaba hasta los topes de llena, pues se oían bien a los fieles rezando.
La iglesia, que por cierto no me he quedado con el nombre
Un columpio muy particular a las puertas de la iglesia
Hay organización Kolping, por allí por donde camines en Alemania.
Este es "Kolping Haus" y por supuesto al lado de la iglesia.
Ha sido dejar la calle peatonal de la Iglesia y salir a la calle principal y ver una procesión de coches deportivos descapotables pasar. ¡Pepe, qué hay una concentración de esas chulas; y tú sin enterarte!
¡No!, eso es lo que he pensado. Pero ahora después os lo explicaré
Ya cansado de andar, del calor y no de encontrar nada abierto interesante. Me he dado por rendido y me he sentado en uno de los pocos bancos que hay en la parada de autobús, junto al hotel. A esto del minuto, aparece el chef T. con una furgoneta, que si quiero irme a acompañarlo al restaurante que tienen en el lago. Yo, influido por el cansancio y no quedar mal, acepto la invitación.
Un lago inmenso, rodeado de zonas verdes y, por supuesto, restaurantes alemanes a lo grande, nada de chiringuitos, como los españoles, sino que señores restaurantes. A los que hay que ir con la tarjeta de crédito bien cargada de pasta.
T. me comenta que me vaya a dar una vuelta, que él va a tardar una cosa de 30 minutos, no más.
Las vistas desde el restaurante
Empezando a descender hasta la orilla
En una de las puntas del lago
Y de vuelta hacía el bar
Yo, como muy correcto, le hago caso y pongo la alarma del móvil, sobre unos 25 minutos, para que no me tenga que esperar. Y a esto, cuando vuelvo y le pregunto a una de las chicas que trabajan allí, "Wo ist T.? (con mi mejor alemán), me contesta, "he is not here". ¿Qué?, ¡Pepe, que te han dejado en tierra!, ¡no veas ahora para volver a pata! La chica al verme flipando en colores, me dice "He is going to return in few minutes" ¡Uff, por los pelos!
Cuando lo vuelvo a ver, aparece con su furgoneta de dos plazas y con otro cocinero (aunque no sé si era uno o una, no me he parado a pensarlo) ¡Pepe, ahora si que la has cagado! Después de estar allí, una media hora larga esperando, lo primero que hace el/la cocinero/a intruso/a es sentarse en el asiento del pasajero y echar unas risitas por lo bajo. Y T. aparece con una caja de plástico, abre la parte de atrás de carga y la deja caer, ¡Pepe, allí lo tienes, tu plaza de vuelta al hotel! No veas, que no me he matado de puro milagro. Vamos, que si me pasa algo, después del segundo día, no sé quién corre con las consecuencias. ¡Pepe, no le hagas más caso al chef! Si, claro. ¡Me refiero a viajes en furgoneta!
He llegado, como he llegado, que me he ido disparado a la habitación, sin ganas de comer ná.
Por eso, en cuanto tenga tiempo, de visita a Lidl o Aldi a recargar la mini nevera que hay en la habitación.
He estado todo la tarde aquí sin salir.
Hasta que ha llegado la hora de cenar, sobre las ocho y me he dignado a bajar. A esto, T. me ha comunicado el parte de trabajo de mañana de 10 a 14 horas y de 17,30 a 22 horas, que aunque no va a estar él, voy a estar al cargo del segundo de cocina, no quiero saber cómo va a salir, ¡Mira qué eres exagerado, Pepe! No exagero, entre que el segundo de cocina solo habla un mínimo de ingles y yo casi no hablo alemán, nos vamos a entender a la perfección.
Después de esto, T. le ha dicho algo al chico, que no lo he pillado. Así que me he ido a la barra y me he pedido un café con leche, para no irme sin tomar nada. He subido a la primera planta a tomármelo, ya sabes a la salita, y al poco, aparece el segundo de cocina con un plato de pechuga al curri con arroz blanco para acompañar. Se lo he agradecido como tiene que ser con un "Dankeschön". Y me lo he comido poco a poco, saboreándolo todo lo mejor que he podido.
Después me he vuelto de nuevo a mi habitación, sino antes, bajar los platos a cocina. Y luego tener que volver a subir.
Un poco de conversación con los compañeros del curso, hasta que me han llamado por Skype la familia, quieras que no, oírles y verles las caras por un cuadrito, hace. Tras una larga media hora, sin colgar ninguno. La cosa se ha tenido que finalizar porque hay que dejar cosas por contar para otro día.
Sino, no te van a volver a llamar.
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