Me he retrasado un poco hoy, para levantarme y ducharme, estaba terminando de escribir la entrada anterior del blog.
Así que he salido pitando para la planta baja a por mi desayuno, revueltos de salchichas blancas con pimientos y cebolla, tortitas con sirope, un bollo con mantequilla y mermelada, un poco de queso en lonchas y de postre unos trozos de sandia y melón, acompañado de mi café con leche de la mañana.
En la salita, como siempre, me he cruzado con personal del hotel, en esta ocasión, se encontraban la camarera de barra, que le gusta preguntarme que cómo he dormido y se encontraba también nuestro amigo el armario, que le he preguntado, cómo se llamaba, así que ya le podemos poner nombre, será nuestro querido amigo F., que me ha preguntado a qué me dedico y cuando le he dicho maestro e informática, se ha quedado a cuadros por completo. Se le ha trabado la lengua.
Una vez que me han dejado en paz, ha llegado el director M.K. y su amiga, parece que van siempre juntos para todo.
Terminado el desayuno, he dejado el plato en la barra de fregado y me he ido a la habitación a cambiarme y a lavarme los dientes.
En el camino, me he cruzado en el ascensor con una señora que subía a su habitación en la segunda planta. Le ha dado al numero 4, pero como no funciona la lucecita, me ha soltado una parrafá de cosas en alemán, con lo que he contestado "Ich nicht Deutsch sprechen" Y al momento, se ha puesto a hablarme en inglés, ¡Olé, olé y olé! Le tendría que dar ejemplo a todos los que hay en este hotel.
En cuanto he llegado, creía que me iba a poner con la chica D., pero en cuanto me ha visto aparecer el segundo de cocina T., me ha dicho que me pusiera con el otro ausbildung de cocina, M., a ayudarle a hacer cosas.
Lo primero, y es lo que hacen siempre, es rellenar los productos de la barra de las ensaladas, hay que ver cómo le gustan las ensaladas, es algo innato, yo no podría, todos los días comiendo verde.
Pues yo me comí una ayer, y hoy no podría meterme otra aunque quisiera, eso alimenta una barbaridad. ¡Qué exagerado Pepe!
Después de este ritual, que ya se está convirtiendo en una rutina, ha tocado hacer "wraps". Para el que no sepa lo que es, son las pitas, las tortillas hechas de trigo, lo que viene a ser la masa de los kebabs. Pues no veas, para liarlas, las primeras se han roto, a otras les han salido grietas y una que otra, incluso, casi explota. El pobre de M. me ha mirado con una cara, que madre mía.
A todo esto, ha entrado M.K. el director de hotel ha darme el horario de autobuses y trenes, que tendré que coger a partir del lunes, para ir al curso de alemán en Meschede. No veas las posibles combinaciones que se han puesto a buscar, esto parece Madrid, algunas veces, son un poco complicados para hacer las cosas, pero bueno, mejor para ellos.
Lo que tengo ganas es de ver a mis compañeros de alemán que, quieras que no, son los que más conoces ahora mismo en esta tierra desconocida.
Hemos preparados M, y yo unas tostadas ¡que yam, yam, que pinta tenían! Ya os contaré más adelante.
Ha llegado la hora de comer y he pedido que si me podrían echar una mano a hacerme algo. Y nada de nada. Me he cogido dos mitades de un kebab que han ido sobrando, he hecho unos lomos a la plancha y de acompañamiento, unos pepinos que ya estaban cortados.
Pensaba ime a pasear después de comer, pero el tiempo no ha ido a la par conmigo, está bastante nublado y no me atrevo a que me caiga el santo diluvio encima.
Me ha pillado la profesora de alemán, M., por el facebook y se ha puesto a chatear conmigo, ¡cómo le gusta hablar! Todo lo contrario a sus colegas alemanes, que no son capaces de arrancar una conversación, sino la empiezas tu.
Llega la hora de volver al curro, la cosa esta caldeada, pues están preparando cosas para el día siguiente, tienen un evento, o algo por el estilo por lo que me cuentan, así que me dan un par de tareas para hacer.
Para empezar, tengo que cortar en 4 partes, tomates cherrys, en principio sé que los utilizan para decorar, ¿pero tantos? Una caja entera de estas hortalizas, al rato, ya no veo tomates, sino cosas diminutas que se pasan por mis manos. Para cuando llega nuestro aprendiz de cocina, M., y me comenta "güt, dance", así que paro y dejo los restantes en las cámara frigorífica
Apenas me he recuperado del mareo de los tomates, cuando nuestro querido M., me llega que hay que hacer un par de cortes especiales a un par de centenares de uvas. Primero cortarlas por la mitad, para que luego hacerles un pequeño corte, pero que no lleguen a cortarse. Después del corte, se abren un poco y quedan como si fueran lazos.
Que conste que no les eché una foto porque estaba pringado hasta las cejas de zumo de uvas.
Aparece un tiempo sin hacer nada, a descansar entre comillas, más bien a limpiar y poner todo en su sitio, pero siempre y cuando sin esconder nada.
En seguida, hay otra tarea que hacer, a hacer helados, Mmm. Esta no me la pierdo, voy a ver estar bien atento, a ver cómo se hacen.
Pues no tiene ningún misterio, tienen un congelador gigante, a lo bestia, de tarrinas de helados y una especie de cuchara para hacer las bolas, la sumergen primero en agua caliente, más bien hirviendo, para luego poder derretir por unos instantes el helado y hacer mejor la bola de helado. ¡Pepe, veo que estas disfrutando contando esto!
¡No veas, como un crío!
Por último y como todas las noches, ha tocado fregar la cocina. Ha remangarse las patas del pantalón, porque puede haber hasta una inundación instantánea de un momento a otro.
No sé ni que ahora es ya, ¡ah, si. Las diez y media de la noche! Ahora viene la gran pregunta, ¿ahora ponerse a cenar a estar horas o bien acostarse de cabeza? Pues primero es lo primero, hacerse dos mini-bocadillos con una baguette de jamón de york con salsa de mostaza. La verdad nada, pues para engañar al estómago.
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