Domingo. Mi segundo y último día de la semana que lo tengo libre. Mañana comienzan las clases de alemán. Hay que descansar.
Pero antes de todo eso, he empezado el día con mi rutina. Comenzar bien temprano, desayunando, le he metido al plato todo lo que he podido y se que está hecho con poco tiempo. Un día de estos, mientras que este subiendo las escaleras, se me va a caer todo y voy a montar el follón padre.
Desayuno del domingo, con flor incluida, ¿qué más se puede pedir?
Me he sentado en la salita y !A la, a comer! Me he cruzado con la señora I., desde muy temprano, le tocaba trabajar y ya llevaba un rato.
Termino prontito, ya he cogido el ritmo de no tardar mucho para desayunar, para aprovechar el tiempo en otras cosas.
Y me subo a la habitación, así que me planteo que hacer hoy, darme de nuevo una vuelta por la ciudad o qué.
Opto por la primera, como había previsto, la calle principal de al lado de la Iglesia, está llena de puestos de comida, cerveza, turismo y todo aquello que se le parezca. Está bien el panorama, pero no es otra cosa de otro mundo.
Al lado de la Iglesia
Cada vez hay más gente
A mano izquierda, se encuentra el museo.
Al lado del hotel, han montado esto, aunque no sé qué sentido tiene.
A uno que conozco yo, le habría encantado.
Así que enseguida, me vuelvo para el hotel y me encuentro que la plaza del ayuntamiento, se va llenando de gente vestidos para ir de senderismo, como me habían contado, es un desfile, pero voy observando que todos son de la tercera edad, no hay ningún joven entre sus integrantes. Es una actividad lúdica para mayores de edad y ¡tan mayores, Pepe!, pues la media rondará los 60 tacos ya.
Poco a poco van apareciendo nuevos participantes
Aquí, se ha colado un dedo.
Y al gente, va buscando los puesto de cerveza
Me quedo un rato tirado en los jardines de allí, hace una temperatura agradable, sería perfecta, tener a tus amigos allí y unas cervezas de más, pero no todo en esta vida se puede tener. ¡Pepe, no pienses en eso, que mañana toca estudiar alemán bien tempranito!
Me vuelvo para mi habitación y para mi sorpresa, el hotel está casi vacío, no se oye ni un alma por los pasillos, estarán como yo, todos cansados y sin ganas a salir a ningún sitio. Tan solo me encuentro a D., la recepcionista que me hecha una sonrisa en cuanto me ve aparecer. Hay que decirlo, la chica es guapa, maja, simpática y además habla inglés, ¿qué más se puede pedir?
La una del mediodía y ya tengo hambre, parece que ya voy cogiendo horario alemán, para que veas, "querida hermana A." que voy acostumbrándome a la cultura del lugar.
Me como un bocadillo que me sobró anoche, un plátano (que ya sé por donde paran) y un postre de arroz con leche (si tenéis la oportunidad de probarlo, están de muerte, marca müller).
Bocatas, plátano y arroz con leche (müller)
Me pongo a navegar por internet y a esto, al rato, suena el teléfono. Me acabo de acordar que, K., uno de los camareros, habíamos quedado para dar una vuelta. Cojo el teléfono y es efectivamente él. Quedamos para vernos a las 4 y media. Pues es cuestión de arreglarse un poco, no mucho, para la ocasión, vaqueros, camisa, conjuntados con los zapatos que me traje de España. En cuanto me ve aparecer D. por recepción, me echa una de sus sonrisas y me comenta "have a godo meal!". A D., no se le escapa ninguna. A ver de verme casi siempre de
Enseguida llega K., damos una vuelta por "el centro", mientras hacemos tiempo para que E., otro de los camareros, se nos una para tomar algo. Llegan las 6 y nos vamos a unos de los Kebab del lugar, el sito no está mal del todo. Al lado de la TV, vemos el partido de Suiza vs Ecuador. Por increíble que sea, gana Suiza, 2-1. ¿Pero qué ocurre en este mundial? ¿Pierde España y Ecuador?
Quedamos para vernos otro día, me comenta que todavía tengo que ver bastantes cosas del lugar. Ya veremos, sino termino reventado entre las clases y el trabajo en cocina. Por mí, estaría siempre de fiesta, pero creo que no puede ser así y menos aún en Alemania, un país tan respetuoso y educado.
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