Domingo por la mañana, completamente libre.
Y ahora, ¿qué hago yo? Pues nada, descansar y más descansar.
Lo primero de todo, es desayunar, porque parece ser que dicen por allí que el desayuno es la comida más importante del día, eso es bastante cierto, sobretodo para mí, que hay ocasiones que se trabaja demasiado en cocina.
Los desayunos, son todos iguales para mí, independientemente del día en el que me encuentre o bien de si tenga que trabajar o no. Tal vez, debería añadirle un aliciente de diferencia para hacer especial aquellos días en los que son fin de semana o libres.
La mañana transcurre ordenando cosas y limpiando un poco todo, sobretodo la ropa, que tengo varias camisetas sucias y casi ya no me queda ropa.
Me entretengo la mañana estudiando un poco de alemán, porque no solo hay que aprender a cocinar, sino que también el idioma.
Esta mañana no la puedo comparar con la de ayer. Ayer estaba en otra ciudad, hoy sigo en la misma zona, un pueblo, Sundern, perdido de la mano de Dios.
Así que aunque salgas un domingo por la mañana o bien por la tarde por esta zona, con toda probabilidad, no encontrarás nada de nada como a nadie. Bien están en sus casas, les gusta mucho la vida familiar, o bien en las afueras, disfrutando del día.
Pero hoy, está lloviendo, así que no me imagino a toda una familia alemana con sus respectivos chubasqueros paseando por el monte. ¡Imposible!
Llegan las 2 del mediodía, así que me dispongo a bajar a las cocinas a prepararme algo para mí. Cojo como siempre el ascensor y mientras bajo, me doy cuenta, que han cambiado el cartel de la comida, pone que solo habrá comida para los huéspedes hasta las 2. A primera vista, me parece un poco extraño.
Cuando, por fin, llegó a la cocina, no hay nadie por allí, tan solo los fuegos encendidos dan aspecto de presencia. Me dispongo a echar mano de las ensaladas, pero para mi sorpresa está completamente vacío. Pues, tengo que cambiar de idea, así que empiezo a asarme unas salchichas. Cuando todavía no están hechas del todo, aparece D., una de las pinches de cocina, y me comenta de qué estoy haciendo si hay buffet fuera, para el personal también. Mira qué bien que me avisan.
Termino de asar las salchichas y las acompaño de todo aquello que me he echado en otro plato.
¡Por fin, hoy voy a comer caliente!
Ya que aquí esto es todo un logro, pues cuando tengo que comer, no quieren saber nada de mí. Algunas veces parece que no existo o bien les molesto, que es peor todavía.
Termino de comer y dejo mi plato en la cocina. Cuando bajo, ya lo tienen todo recogido y han acumulado toda la comida en una gran olla.
¡Lástima de comida que tiran! Pero bueno, no tengo ganas en entrar a opinar sobre ello.
Me retiro a mi habitación y sigo con lo mío. Viendo cosas por internet sobre este idioma tan bonito como es el alemán.
Cuando ya se me está abriendo la boca de sueño y casi dando cabezadas de sueño, llama mi mamá desde el skype. Parece que no, pero les echo de menos. Tan solo un poco minutos dura la conversación, lo que me sabe a poco. Mi madre se excusa de que no tiene nada que contarme y que ya va a cortar la llamada, parece que no, pero escuchar voces familiares ayudan a llevar esto de otra forma mejor. Pero aún así cuesta un poco.
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