Hoy si que ha sonado el despertador, de hecho, ya estaba despierto unos minutos antes, pero como siempre, y a todos nos pasa, que nos cuesta levantarnos, "5 minutos más y ahora me levanto." ¡Pepe, a levantarse ya!
Hoy es temprano, así que toca ducha por la mañana temprano, no sé, pero estoy un poco tocado de la garganta, no será por el frío que hace por la noche, ninguno, que me asfixio por la noche. Tocará echar en la mochila una chaqueta y un par de aspirinas para la mañana.
Me tomo algo rápido para desayunar y además me preparo unos bocadillos y cojo fiambre para tener un par de días, porque no sé cuando me van a dejar entrar o no a las cocinas para hacer algo de comer para mí.
Todo preparado, cojo mis cosas y me bajo a la parada de autobús, dándole vueltas de la cabeza, abro la mochila y de repente veo que no llevo ni el libro ni el estuche, pero ¿dónde los has metido, Pepe? Miro la hora, no me va a dar tiempo ni por casualidad, vuelvo al hotel, cojo toda las cosas corriendo, por cierto, el estuche estaba en el suelo y el libro encima de la silla.
Pero cuando vuelvo a la parada del autobús, veo como este ya se va alejando por el final de la calle, no me da tiempo a nada. Me toca esperar una hora más al siguiente, así que me vuelvo para la habitación a descansar un poco más y a repasar esto del alemán, que parece tan divertido, ¡Pepe, no seas mentiroso! ¡Qué el alemán no tiene nada de divertido!
¡Por fin, consigo coger el autobús! El tren llega puntual y a las 9:15 horas ya estoy en Meschede, cuando llego a clase, tampoco están muy avanzados, sino que apenas han empezado, no me he perdido nada.
Las clases continúan con buen ritmo, dando toda la gramática que se pueda y sobretodo, enviándonos todos los deberes posibles para casa.
Las mejores cosas ocurren durante el descanso, sobretodo si voy acompañado de R. y A. No te puedes aburrir cuando estás con ellos.
En uno de los descansos, nos hemos recorrido Meschede entera buscando alguna tienda en la que vendieran juegos para ordenador y PlayStation, al final, no hemos encontrado ninguna, pero eso si, les han preguntado a todo el que se encontraban por la calle, si conocían en la ciudad algún tienda de juegos.
En la segunda pausa, hemos conocido a una española afincada en Meschede. Como no podemos estar cayados, ni siquiera cuando estamos caminando por la calle, en cuanto nos ha oído, nos ha preguntado "¿españoles, de qué parte?". Una mujer muy agradable y muy simpática.
Hoy como era el último día que teníamos a esta profesora, se nos ha ocurrido de ir al supermercado a comprar una caja de bombones, la mujer no se lo esperaba y cuando lo ha visto, se ha llevado una grata sorpresa.
Finalizadas las clases, nos hemos despedido de la profesora y hemos tomado rumbo cada uno para nuestros respectivos hoteles, no tenían muchas ganas de fiestas, pues al día siguiente o incluso esta misma tarde, les esperaban jornada de trabajo.
Así que yo, al igual que el resto, me he marchado temprano también. Tampoco quería quedarme solo en Meschede sin saber qué hacer. El autobús ha llegado enseguida y a eso de las 17:30 ya estaba en Sundern.
Estoy acostado cuando miro para la ventana, parece que entra mucho sol, miro la hora en el móvil, ¡las 7:15 horas! ¡Caramba y el autobús sale a las 7:23 horas!¡Pepe, corre!
Vestirse, asearse y la mochila.
Compruebo que llevo el bono de autobús y dinero si surge alguna emergencia.
Y salgo corriendo escaleras abajo. Me salto el desayuno, no me da tiempo a eso, y corro para la parada de autobús, no me importan los semáforos, aunque no hay mucho tráfico, puedo cruzar con facilidad, la cuestión es llegar a tiempo a la parada de autobús.
Cuando llego, hay una persona más esperando el bus, ¡uf, casi que lo pierdo! No me da tiempo ni a sentarme, en cuanto alzo la vista, allí está el autobús R21, enseño mi bono y a respirar tranquilo, mientras que llega a Arnsberg.
En cuanto llego, paso a la cafetería, el Bistro que hay, y me tomo un capuchino y un croissant.
¿Emergencias? Esta es una de ellas, desayunar
en un Bistro.
La broma de levantarme tarde, me sale un poco cara, 3,50 €, pero es el precio de no llegar tarde a clase y con cara de sueño. Pago y me marcho al andén a esperar el tren.
Para el camino, me agencio con una chocolatina.
Tranquilidad, está pagada también.
A los pocos minutos llega mi tren y en un par de minutos más, entre 15 y 20, estoy en Meschede.
Se me ocurre, por casualidad, ir al banco, Sparkasse, de la zona y para sorpresa mía, me dice el caballero que me atiende, que la tarjeta que tengo solo la puedo utilizar en el banco de Sunden. ¡Pero cómo pueden ser así los alemanes, de tener tarjetas para el banco que funcionan así!
Una bonita zona al lado de el Sparkasse para sentarse,
me recuerda a una de las zonas del parque de "The High Line"
No soy el único sorprendido, pues cuando estamos en clase, algunos de mis compañeros les pasa lo mismo con sus tarjetas bancarias, solo pueden sacar dinero en el cajero del pueblo en el que viven.
Las clases empiezan, hay cosas que no consigo entenderlas, como hacer ejercicios de gramática sin haber explicado antes nada, tan solo fijándote un poco en el cuadro que viene antes de los ejercicios, pero así no se aprende, repitiendo ejercicios tantas veces como haga falta. ¡Olé!
Hacemos nuestras pausas correspondientes. En una de ellas, me voy a comprarme algo para comer para el mediodía con A. y R., un plato de espaguetis a la carbonada, 7,00 €. La factura se va incrementando hoy poco a poco.
Mis compañeros, al mismo llegar a clase, no se pueden contener y empiezan a comer, carne de kebab acompañada de patatas fritas, yo por el contrario, me espero a la siguiente pausa, no tengo tanta hambre como para tener que devorar el plato en pocos minutos.
Creo que no debería de desayunar tanto, cuando tengo clases y en los días libres, puede pasar un par de días con café y un par de tostadas, o no…
Terminan las clases, hora de dar una vuelta por Meschede y de contarnos las anécdotas ocurridas durante nuestros días de trabajo.
Unos optan por ir a dar una vuelta y L. quiere ir de tiendas, no tengo nada que hacer, así que me ofrezco voluntario a acompañarla, mientras que el resto van a buscar un bar para beber cerveza.
Me voy con ella porque sé que busca algo muy concreto, camisas blancas para completar el uniforme de trabajo, que sino, pues me lo habría pensado dos veces y me habría unido al grupo de búsqueda. Enseguida, encuentra lo que buscaba, probárselas las camisas y comprárselas, no he visto a una chica comprar tan rápido, no se lo ha pensado mucho.
Dice que va a sacar dinero, que ya no le queda, y le pregunto que si va a ser con la tarjeta española, ella me mira con una cara de extrañada, no se cree lo que le estoy diciendo, hasta que comprueba, por si misma, tras pasar por dos sucursales de su banco, que digo la verdad, que no puede sacar dinero.
Está en Meschede, sin dinero y tampoco nos quiere pedir dinero a nosotros, la solución es, devolver una de las camisas, aunque dice que no, que le da mucha vergüenza, ¡vaya tontería más grande, que te da vergüenza eso! ¡trae, que te la devuelvo yo! Dicho y hecho, 20 € al bolsillo para poder volver o gastar en algo más importante.
Hora de localizar al resto del personal. Antes de enviarles un mensaje, pasamos por "nuestro bar", pero para sorpresa, no están allí. Los localizamos en un bar de al lado del río.
En cuanto llegamos, parece que se han tomado ya una cerveza de 0,5 L, ¡imposible, en tan poco tiempo! Están riéndose, algo han hecho. O bien, es por el efecto del alcohol o por algo gracioso. Cuando nos sentamos con ellos, nos cuentan que se les ha caído la sombrilla de la terraza encima de la mesa y como consecuencia, los vasos se han volcado, ¡efecto dominó!
Así que quieren sentarse dentro, no quieren más problemas con los vasos de las cervezas, ¡normal, menudo susto!
Nos sentamos al lado de una mesa con un bebé, ¡uf, espero que no nos de la tarde! Todo lo contrario, parece que al oírnos hablar en otro idioma, nos presta más atención a nosotros que a su propia madre, ¡ja, ja, ja! Nos reímos un montón durante un buen rato con el bebé germano.
Al grupo se nos une una amiga alemana de A., que habla español perfectamente, eso es que ha vivido en España un par de años atrás, un buen contacto para estar enterado de lo que ocurre por aquí o si tenemos alguna duda al respecto.
Antes de las 18:00 horas, R., A. y la amiga de A. se marchan tienen que coger su autobús, yo me quedaré un poco más, puedo coger el tren de las 18:43, pero confiado de mí, pues en cuanto llego a la estación, me encuentro en el panel electrónico que el tren lleva un retraso de 10 minutos, ¡vaya transportes públicos alemanes!, por no decir otra cosa… Esto se traduce en que perderé el bus de Arnsberg a Sundern, a esperar 2 horas al próximo; o bien optar por coger un taxi.
Sin dudar, escojo la primera opción, esperarme en la estación a que pase el último bus, el de las 21:05. Mi factura de gastos se ha incrementado bastante por hoy, así que por una vez, disfrutaré del paisaje.
Mientras la espera me pongo a pensar de todo un poco: en esta entrada del blog, en lo que pueda hacer el fin de semana y sobretodo en la familia, que hace más de un mes que no la veo y la extraño un montón.
Me fijo que al lado de unos bancos,
hay esta figura con una inscripción:
"Den toten Helden. Eisenbahn
Hauptwerkstätte Arnsberg. 1914-1918"
(El héroe muerto. Ferrocarril
Principal Arnsberg taller. 1914-1918)
Veo como poco a poco, los coches que hay aparcados en el aparcamiento de la estación van recogiendo a amigos o familiares.
En ese momento, al que más le gustarían que recogieran en coche es a mí, y que me dijeran, ¡venga Pepe, que nos vamos para España, haz la maleta!
Una chica, que me cruzo con ella cuando voy a Meschede, está esperando al igual que yo en las escaleras de la estación, pues a estas horas, la sala de espera ya está cerrada. En cuanto llegan sus amigos, se baja el conductor y le cede el asiento, para que lleve ella el coche.
Yo sigo esperando el autobús.
Llega un mercedes descapotable, de un par de años atrás, de los 80, conducido por una mujer, tiene toda la pinta de que ha venido hasta la estación a recoger a alguien, pues no para de dar vueltas por los alrededores como para hacer tiempo, hasta que decide pararse justo delante de donde estoy sentado, este es el instante para moralizar con una instantánea con mi móvil. Efectivamente, estaba esperando a otra chica, la cual se ríe cuando ve que ha venido la amiga a recogerla con su flamante mercedes.
Pasea la gente del lugar, bien con otras personas o con sus mascotas y se me quedan mirándome, pues estoy desplegado en un banco con mapas turísticos al lado, como siempre, no les hago mucho caso, yo a lo mío.
Por fin, veo el autobús que se acerca, todavía no es la hora, pues antes de pasar por la estación de tren, hace un descanso y aparca a 50 metros de la misma.
Pero antes, el sol me ilumina por unos segundos,
instantes antes de esconderse. Hasta mañana.
Me voy para la parada y soy yo, el único, que se monta en el autobús, incluso, no es hasta una de las paradas de Sundern, cuando alguien entra. No hay mucha gente a estas horas de la noche, todo el mundo ya está en casa.
Llego al hotel a las 21:40, a estas horas, no me está permitido entrar a la cocina a hacerme algo o bien coger fiambre con pan. Me tendré que conformar con lo que tenga en el frigorífico y sino a hacer ayuno.
Hoy no me he quedado durmiendo, sino que me he despertado antes que sonara la alarma del móvil e incluso, se me ha olvidado desconectarla.
Me he vestido y he bajado a desayunar. Tampoco es que tuviera mucha hambre, pero he hecho el esfuerzo por comer, pues nunca se sabe lo que pueda llegar a pasar, me he hecho un bocadillo y me he salido a tomármelo a la plaza del ayuntamiento, a tomar el aire.
Seguidamente, me he ido otra vez al banco, Sparkasse, para ver si hay alguna solución a la tarjeta.
De nuevo, tras mucho intentos, no ha funcionado.
Me han pasado con un "jefecito" para que me lo explicase en inglés. Pues si se ve que no funciona, no hay mucho que explicar. Me ha pedido una nueva tarjeta, parece ser que es la primera vez que les pasa un caso como este, "le pasa al más guapo" (comentario de mi padre cuando se lo he contado). Así que ahora solo puedo sacar dinero enseñando la tarjeta en el banco.
Por cierto, hay que decirlo, muy buena atención al público. Pero que le vamos a hacer, sacaré dinero solo por las mañanas o cuando el banco este abierto.
Salir del banco y darme una vuelta por "el centro", por al lado de la iglesia. He visto, por casualidad, una peluquería de caballeros, ¡pues no sería mala idea!
Lo dejo como proyecto de futuro.
Me ha venido el recuerdo una lámpara de aceite
que tiene mi padre, pero ésta por el contrario,
funciona con pilas y con una bombilla.
Ahora es hora de volver al hotel y cambiarse para volver a la cocina a, igual que ayer, fregar platos.
En cuanto entro por la cocina, veo que el mostrador está lleno de todo tipo de platos del desayuno, entre ellos, estará el mío.
Delantal y guantes y a empezar a frotar y meter platos al lavavajillas.
A las 15:45 he cortado y a las 16:00 ya tenía preparada mi comida y" estaba con las manos en masa", ya estaba comiendo. He aprovechado un poco de todo lo que había por el mostrador, mientras que los chefs no estaban por la cocina: un poco de calabaza y un poco de salsa de tomate, y por lo menos, los lomos tienen otro sabor.
El bol de lomos ya tiene otra pinta distinta.
Ya no me los he tomado solos.
Me subo para la habitación, y para sorpresa mía, hay unos huéspedes que se han tomado el pasillo como si fuera su propia casa, todas las ventanas abiertas y la puerta de su habitación abierta también, para completar, los hijos corriendo por todo el pasillo. Creo que debería de comprarme unos tapones para los oídos.
Habrá que aguantarse, yo solo estoy de paso, más que otra cosa.
Vuelvo a la tarea, a seguir fregando platos.
A eso de poco de las 22:00 horas de la noche, los dos segundos de cocina se marchan, no sé a donde, tampoco me lo dicen. Yo sigo con lo mío que bastante tengo con terminar de limpiar los lavavajillas.
A las 22:15 no hay nadie en la cocina, excepto yo. Ni corto ni perezoso, hecho un par de fotos para demostrar que si me dicen algo luego, que si me he ido sin avisar, "yo estaba solo en la cocina y nadie más".
A las 22:30 horas en punto, ni un minuto más ni menos, me voy para mi habitación. Llevándome conmigo un bol de sobras, arroz blanco y calabacín. Esa es mi cena, como siga las cosas así, ya se pueden olvidar de mí, eso que decían que las comidas estaban incluidas, estoy dudando de ello.
Me he levantado y he mirado el reloj, ¡mierda, las 9:00 horas! Y yo todavía durmiendo, ¡Pepe, eso es lo que te pasa por no poner el despertador!
He bajado a desayunar, y como toca, a estas horas ya van escaseando de un poco de todo, así que "sin cortarme ni un pelo" (sin vergüenza ninguna), he cogido un montón de embutido y queso, y lo he metido en mi taperware, para tener algo en la despensa para mis cenas en solitario.
A almorzar al lado del mostrador de las ensaladas
He tenido tampoco gana de subir a la sala de trabajadores, que me he tomado el desayuno de pie en la cocina. En cuanto he terminado, lo he limpiado todo y he cogido varios bollos para poder hacer bocadillos para la noche.
He subido para la habitación, y la limpiadora estaba arreglando la cama, así que, ni corto ni perezoso, he entrado y he dejado las cosas del desayuno. La he pillado por sorpresa, ni se lo ha esperado que entrara alguien mientras que estuviera limpiando la habitación, creo que no lo he dado tiempo a decir nada.
Y le he hecho caso a lo que me dijo mi madre anoche, que fuera a hacerle una visita a los del banco, Sparkasse. He cogido todos los documentos que tenía de la cuenta del banco.
Porque tengo el siguiente problema, me han abierto la cuenta los del hotel, hace 1 mes y 2 días y estoy sin haber recibido la tarjeta para sacar dinero del cajero. Así que tampoco sé si me han dejado de pagar o no los del hotel.
Llego al banco y me toca mi turno y le cuento en inglés lo que me pasa. Se va para un mueble y saca la tarjeta. Supuestamente, la dirección estaba mal y por eso no había llegado al hotel. Le pido que me enseñe la dirección y es la misma que tengo yo en una tarjeta de visitas del hotel. ¡Así que flipo en colores!
Bueno, todavía no ha llegado lo mejor. Va a activar la tarjeta en el cajero, un par de veces, unas 10 veces, y no la coge, tarjeta incorrecta.
Pues nada, después de explicarme que la única manera de sacar pasta del cajero es con la tarjeta, le pregunto por cómo se pueden hacer transferencias a otras cuentas. Me saca una calculadora, en la que se mete la tarjeta y que cuesta 10 €. Después de todo un mes esperando a la tarjeta, ni hablar de gastarme más dinero en su banco, hasta allí podríamos llegar.
Además de que la banca online no la puedo activar porque no tengo la tarjeta en regla, ¡un follón!
Pues le he dicho, que por lo menos, me sacara 50 €, que como le he explicado, estoy sin dinero desde hace un mes, que estaba esperando la dichosa tarjeta y utilizando la visa y que me estén cobrando un % alto de intereses.
Me ha sacado un resumen de los movimientos de la cuenta bancaria y me he llevado un par de sorpresas: la primera, no aparecía por ningún lado ningún concepto de cuota de dinero pagado por el hotel. Y la segunda, las ayudas me han llegado, así que dispongo ya de un dinero considerable.
En cuanto he vuelto al hotel, me he pasado por el administrador, y le he comentado lo de la tarjeta y el banco. Además, le he enseñado el resumen de la cuenta del banco y le he preguntado que cuál era el concepto de la paga del mes.
Se ha dado cuenta de que le faltaban números al papel para la transferencia, ¡qué no me habían pagado, desde hace un mes!
Y dicen que los alemanes son serios a la hora de pagar, ¡ja, me río yo en la seriedad que tienen!
Así que ha abierto la caja de caudales y me ha pagado en efectivo. Me ha costado saliva y sudores recibir una paga de menos de 200 €.
Lo he recogido todo, he subido a la habitación y rápidamente he bajado a la cocina, a lavar platos. ¡Qué ilusión Pepe, lavar platos!
Turno de SP, lavar platos y ollas metálicas. Lo he limpiado en cerca de 3 horas. Pues cuando supuestamente, me faltaba algo de 10 minutos para terminar el turno, ha llegado el segundo de cocina con todas las ollas utilizadas, y me he tenido que poner a limpiarlas. Tienen ese pequeño detalle en todos los turnos de lavado de platos, ¿cuándo tendrán el detalle de dar los cacharros poco a poco?
Entre que me he hecho la comida o no, he terminado de salir de la cocina a las 15:50 horas, menos mal que son muy puntuales los alemanes y respetan todos los horarios, por lo menos para los transportes y comercios, porque para el resto de cosas, pues no.
Le tengo que echar más imaginación a los lomos.
(por cierto, se me ha ido la mano con el aceite, lomos aceitosos)
Terminado de comer, a la habitación a descansar por completo.
Pues no me han puesto al lado un matrimonio con niños, la niña "está dando toda la tarde la lata", corriendo por el pasillo de las habitaciones del hotel.
Cuando he salido para bajar al turno de la tarde, este matrimonio tan simpático, tenían todas las ventanas del pasillo abiertas, además de tener los zapatos en la repisa de las ventanas.
¡Puaj, que asco, que lo hagan en la ventana de la habitación!
Nueva tarde de fregar platos rápidamente, siempre y claro, sin romper ninguno.
Aunque ayer, al mismo empezar a fregar, rompí mi primer plato. Iba a poner las tazas, por cierto que son más fuertes de lo que parecen, dentro del fregadero y se me escapó una de ellas, que fue a parar a un plato que había dentro, se astilló en varios trocitos. Pero yo, con mucho disimulo, al ver que no había nadie en la cocina, lo recogí uno a uno, los trozos, y los dejé al lado de la basura.
¡Pepe, nadie es perfecto!
Justo cuando ya se iba T., el chef, y ya me estaba diciendo adiós, le he preguntado que si podía comer de las patatas con crema holandesa que quedaban en una fuente, por supuesto, me ha dado el si de adelante, coge todas las que te apetezcan. ¡Pepe, apúntate un punto a tu favor!
Cuecen las patatas al vapor, les quitan la piel
y las fríen con mantequilla y crema holandesa
(la tienen ya comparada en cartones)
Después de que Ti. limpiaran toda la cocina y yo que he terminado con mi tarea. He cogido mi plato de patatas, mi merecido premio, y me he largado a la habitación.
Hoy tengo que contar poco de este día tan precioso.
El sábado pasado, mire la tabla de turnos de trabajo, y me encontré con lo siguiente "SP" (spülmaschine), traducido: a lavar los platos. Pero no solo hoy ni mañana, sino también el miércoles.
Foto de mi desayuno del lunes
Tres días seguidos de limpiar todas las marranerías que dejan en los platos, no solo los comensales, sino también los cocineros, porque hay que ver como dejan los cazos llenos de asquerosidades pegadas, que no hay quien las quite.
Pero siempre hay que ver en lado positivo de las cosas. Tengo horario con pausa por el medio, para poder comer tranquilo y, a la vez, poder descansar en mi habitación. Además, no tengo que esperar, a ver lo que quiere que haga.
Pues pensaba que iba a estar todo el rato lavando platos solo, pues no, cuando han querido, me han puesto a hacer pitas de pan.
La señora I., me dijo esta mañana que, no hacía falta secar los platos después de sacarlos del lavavajillas, pues esta tarde me llega la camarera I. "¡qué hay unos cuencos que están un poco húmedos!, con unas exigencias de miedo. Pues yo, muy tonto de mi, pues pidiendo perdón, no sé, no tendría que haber dicho nada y haber seguido con lo mío, como hace aquí todo el mundo.
El chef T. se ha ido a su hora, a las 21:00 horas, mientras que Ti., el segundo de cocina, y yo hemos seguido con lo nuestro, él limpiando y fregando el suelo, mientras que yo seguía fregando platos.
A las 23:00 horas, se ha dado cuenta Ti. que ya tenía que estar media hora antes fuera de la cocina, me ha dicho, "¡anda corre, ya te puedes irte a tu habitación!"
Me parezco al cuento de "La Cenicienta", cuando lo tengo todo ya hecho, me puedo marchar a mi habitación.
Ahora no os voy a contar lo que hice el fin de semana, sino en otra ocasión. Estoy muy cansado del trabajo en la cocina, pero eso si, sigo adelante con el blog.
Me despierto y no sé ni que hora es, pero ya están están entrando por las cortinas los primeros rayos de sol, miro el reloj del móvil, las 8:25 horas, ¡Pepe, puedes dormir un poco más! (me digo a mi mismo).
Se oye ruido de fondo, las limpiadoras ya han empezado con la faena. ¿Pusiste Pepe el cartel de "por favor, no molestar"? Pues la verdad, ni me acuerdo, me levanto para comprobarlo; efectivamente, el cartel no está puesto, menos mal que se ha ocurrido mirar, vaya la cabeza la mía. Sino pobres limpiadoras, se habrían llevado una sorpresa o más bien un buen susto, aunque no creo que haya sido la primera vez que entran a las habitaciones con algún huésped dentro, después de haber llamado un par de veces a la puerta.
Me vuelvo a la cama, a dormir de nuevo.
Al rato, no puedo más, ni miro el reloj, pues hoy puedo perder todo el tiempo del mundo, es día libre y no me importa nada de nada. Toca disfrutar porque los 3 días siguientes son de trabajo continuo.
Ducha y bajar a desayunar.
Mientras estoy en la barra de desayunos, me cruzo con B, el camarero ruso y el señor S., el de mantenimiento. Este segundo me pregunta algo y me quedo sin saber lo que me ha dicho. Ante la cara de asombro, B. me lo traduce en inglés, "Pounds?" Pero, será,… Que conste que yo desayuno normal, lo suficiente para que cuando vaya a comer al mediodía, coma poco.
Pero es que el señor S. siempre está con su taza de café y parece que no toma nada más por las mañanas.
Antes de marcharme a la sala de los empleados a almorzar, me cruzo con V., la secretaria de director, que también se está preparando un suculento plato, para que luego me señalen a mí.
Termino de desayunar y me subo de nuevo a mi habitación. No tengo nada que hacer, así que me pongo hasta estudiar alemán.
Al rato, recibo un mensaje en el móvil de mis compañeros R. y A., que si me voy con ellos a su pueblo, Nordenau a pasar el día, no tienen que insistirme mucho, por mi no hay ningún problema. Cojo mi mochila con mi botella de agua bien fresca y salgo para la ventura, nunca mejor dicho. Porque de camino a Meschede, es como me entero de la combinación de transporte que tengo que tomar para llegar hasta allí.
Los vagones del tren no los modernizan nada
que estamos en el s.XXI
Primero desde Meschede hasta Gleidorf con el autobús S90 y luego coger un segundo autobús, el S40, hasta Nordenau. Muchas paradas me parecen a mi, así que mi cabeza, empieza a buscar caminos alternativos. ¡Bingo, ya se me ha ocurrido otra posible combinación! Apearme en Meschede y coger el siguiente tren, que es directo a Winterberg ("una ciudad" que está a 20 minutos de Nordenau, además, el bus S40 para justo en la estación de trenes).
Además, así podré ver un poco de Winterberg antes de encontrarme con mis compañeros, bien a pie o el recorrido que haga ese supuesto autobús S40.
Desafortunadamente, cuando queda tan solo un minuto para coger el tren que me llevará mi destino, recibo un mensaje de A., en el que me comunica que no pueden quedar conmigo, porque les han pedido urgentemente los del hotel que si pueden trabajar esta tarde-noche, más que nada como un favor.
¡Qué pena, Pepe! No pasa nada, sigo con mi "mini-aventura", me voy a ver cómo es Winterberg, a ver si merece la pena volver otro día para ver a mis compañeros.
Como no quería ir de vacío y veía que iba a tardar un rato en el trayecto, en el supermercado de ALDI, que está al lado del tren, me he abastecido con una ensalada y un paquete de galletas de chocolate, por si paso hambre. ¡Ja, ja, ja. Tu, Pepe, nunca pasas hambre! Ya te las arreglas tu para que no pase eso.
No puedo pasar ni un día sin ensalada. ¡Ja, ja, ja!
En menos de una hora, ya estaba en Winterberg. Como todas las ciudades o pueblos de la zona, con cuestas incluidas. Si no es que no me guste subir cuestas, es que, lo que no me gusta, es bajarlas, son muy inclinadas, demasiadas inclinadas y parece que te vas a caer rodando, como una pelota.
De camino a Winterberg
Al mismo pasar por la estación de tren, me encuentro con un montón de casas en la ladera. Intento esquivar las dichosas cuestas, y me echo entre el jardín trasero de dos casas, los vecinos del vecindario, se me quedan mirando, pero no me dicen nada, eso es que porque hay algún camino por aquí. Efectivamente, lo hay, pero como ya he dicho, con cuesta incluida, pero veo que al final este, hay unas escaleras, o sea, que se puede pasar.
Cuando voy por la mitad, eco que empiezan a flaquearme las fuerzas, hace muchísimo calor, un calor muy asqueroso. ¡Pepe, no se te ocurre otro sitio más fresco para ir a pasear! ¿no? Pues eso de que en Alemania hace una temperatura agradable es, completamente, una gran mentira, habladurías para atraer a los turistas del sur.
Terminada de subir la cuesta, toca re-orientarse, como un gps y ver dónde está el centro, no tienen pérdida, después del bullicio que oye de fondo, no muy lejos debe parar. Al mismo volver la primera manzana de casas, allí se encuentra, una plaza con un par de bares, nada de baratos, por la pinta que tienen y sin faltar, por supuesto, un restaurante italiano (no sé por qué les ha dado por esto, pero allí por donde bayas en Alemania, tienes uno de estos).
Y un montón de tiendas de ropa, que tenían carteles de rebajas, pero perdone usted, eso no son nada de rebajas, además, si tiene tan pocas cosas, no se puede donde elegir. Por supuesto, más cosas para las chicas que para chicos, para que luego que digan que tiene que haber igualdades para todo.
Winterberg es base de campeonatos del mundo de invierno.
Más bares y restaurantes, un poco caros, la verdad.
He pasado un poco de todo esto, de la zona turística y me he ido a mi bola, a callejear, por las calles de alrededor del centro.
Un jardín para tomar un respiro, está a dos bloques
del punto de información turístico.
No mucho que comentar, y como siempre, con su iglesia en las proximidades. En cierto momento, después de tantas vueltas, "he perdido el norte", no sé por donde me encuentro, y ¿ahora qué? Con la suerte que tengo, no sé por qué, me topo con el punto de información turística, se me ha abierto el cielo ante mis ojos, ¡ja, ja, ja!
Enseguida, me han indicado donde estaba la estación de trenes, estaba a un par de minutos, no iba encaminado, la verdad. ¡Pepe, estabas bien perdido! Bajando un par de cuestas, por supuesto, y listo. Atravesando, por supuesto, un parque, por el que solo se debería de volver a Winterberg, para disfrutar de este, un precioso lugar. Con una terraza con restaurante incluido, que estos alemanes están en todo.
Vuelta a "casa", al hotel.
Al mismo llegar a Winterberg, me he comprado el billete de vuelta. Así que en cuanto he visto donde estaba "la estación de trenes", (una vía de tren con unos bancos y el cajero rojo de los billetes), he dado una vuelta alrededor, vamos que en el calor que hacía, me he ido al supermercado de enfrente, a disfrutar del aire acondicionado, que a igual que yo, habían muchos otros alemanes y holandeses por allí también.
No veas, el calor que hacía hoy, creo que es mejor salir por las noches, como los gatos, aunque no sé si a estas horas hará más o menos fresco.
En cuanto me ha dejado el bus en Sundern, me he ido a dar una vuelta por "la ciudad". No eran ni siquiera un poco menos de las 18:00 horas, cuando las tiendas ya estaban cerrando, !vaya barbaridad!
Así que me he ido a tomarme un vino español en un bar que me encontré las primeras semanas de estar aquí. Se llama "La Vida".
Me he sentado en al terraza y me he pedido, un vino de cerca de mi tierra, "Tapas Wine Collection Tempranillo 2009 (Blackboard, Jumilla) Rotwein, trocken". Una copa me ha salido por 4,50 €. Porque una botella, no soy capaz de bebermela yo solo, además de que se subía a los 16 €.
Por lo menos, corre fresco de vez en cuando y se está medio bien, no hay mucho tráfico y la clientela no es ruidosa, la mayoría son personas de unos 40 o un poco más.
He visto barbaridades en los bares, de mezclar cosas, pero comerse cacahuetes con una buena copa de vino, es lamentable, aunque aquí tragan el alcohol, más que saborearlo.
Los coches pasan despacio por aquí, ven que hay gente en la terraza y creo que se preguntan que qué es esto, cuando a estas horas de la tarde, casi todo está cerrado por la zona.
Se acaban de marchar dos chicas, una de ellas se va en bicicleta, con el vino que se ha tomado, va a hacer un par de eses por el camino, ¡a zigzaguear un poco por las calles de Sundern!
Hace bastante calor, me parece que voy a tener que buscar unos pantalones cortos a mi medida y gusto, pero es que tienen un gusto de raro estos alemanes, que yo no me pondría "eso" ni por casualidad.
Veo la carta de bebidas y tienen cerveza "San Miguel", ¡por Dios, estoy en el cielo! ¡Aunque Pepe solo faltaría, que tuvieran cerveza "Estrella levante", para estar de maravilla! ¡Calla, que eso ya es demasiado pedir!
A mi que no soy muy de vinos, ¡mmm…! Pero solo me tomo uno y punto.
Y una tapa de "pan con alioli". Y atención con lo que me aparecen, una bandeja de pan cortado de distintas variedades y un un plato pequeño con lo que parece alioli. Vamos a ver, ¿qué es lo que consideran pan con alioli? ¡Choft! El sabor no es ni siquiera comparable, hasta en los MacDonal's de España lo hacen mucho mejor.
Las cosas como las hacen en casa, España, como ningunas, la imitación no es buena, "no les llega ni a las suela de los zapatos". Se les ha olvidado el ajo, ¿dónde está?
Ahora comprendo, porqué los de aquí, los alemanes, se vuelven locos cuando van de visita a España y quieren repetir, sin pensarlo.
De repente, pasa un ciclista y se une a la fiesta, no veas como bebe los tercios de cerveza "San Miguel", hasta el fondo y casi, sin respirar.
Y no puedo olvidar, el cartel que hay a la misma entrada del bar, un cartel electrónico publicitario de vacaciones, zonas playeras, Madeira, Marruecos, Normandia,… Y sin olvidarnos, por supuesto, de Mallorca.
Se va el ciclista, que no le pare la "polizei" que sino se va a enterar, va suave, no consigue poner los pies a la primera en los pedales de la bicicleta.
Las señoras alemanas están bastante contentas, se están riendo a carcajada limpia. Las copas de vino van cayendo una detrás de otra.
Ya se está haciendo tarde, cerca de las 20:30 horas, además de que el bar no tardará en cerrar también, hasta las 22:00 su hora límite.
En cuanto llego al hotel, ceno algo, el resto de un yoghurt grande que me quedaba.
No ha ido del todo mal este viernes libre, ya que fuesen así todos los días libres.
A diferencia del resto de días, esta mañana me he dado el gustazo de levantarme tarde. Aún así, me ha dado tiempo a coger cosas del desayuno y comer bien, en la sala de la plantilla del hotel, en donde se encontraban
Duchado y ya arreglado, ¿qué se supone que puedo hacer ahora? Pues con el bono de autobus-tren, me he ido a Meschede a pasar la mañana, tampoco quería estar encerrado en el hotel todo el día o estar dando vueltas tontas por Sundern, sin ningún fin, porque aunque Sundern es "una ciudad", consiste en un centro con Iglesia y unas pocas tiendas, algún restaurante escondido y no cercano y el lago que hay que ir en coche, porque de otra manera no hay forma posible de llegar y aún menos con el calor que hace por aquí, hoy 27 ºC.
Autobús y tren y en cosa de una hora en Meschede, pero solo para pasear y ver lo que hay en la otra parte de "la ciudad", en el lado sur, que no llegamos cuando estamos ocupados con las clases de alemán, pues más que casas, hasta la zona que he llegado y una iglesia en la montaña, que con el calor que hacía, me he abstenido de subirla, para no morir de calor en el intento.
Acceso peatonal, por debajo de las vías del tren.
Casi me atropella una bicicleta, pero gafes del oficio.
Avenidas largas, que no se ven el final.
malas para pasear.
Con algún que otra fachada distinta al resto,
parece que hay gente con buen gusto por aquí.
Así que cansado de tanta avenida, me he puesto a callejear, cuesta arriba, cuesta abajo y te encuentras con cosas como estas...
La puerta a una casa, no tengo ni idea en lo que se basarían
para hacer esto, pero es distinta a todas las puertas de madera
del alrededor con su valla baja.
Entre los senderos de entre las casas, se va
mucho más rápido, no tienes que mirar si
viene algún coche.
Intentando buscar una panorámica del lugar
¡Bingo! Esto está mucho mejor que la anterior,
aunque solo se vean casitas.
A la vuelta, me he dado cuenta, de que había una iglesia.
Aunque más que iglesia, parece una fortaleza, un castillo.
Al final de la calle, en la cima de la montaña.
Pero por hoy, vale ya de calles inclinadas,
las cuestas de Meschede
Antes de irme de vuelta al hotel, a reponer fuerzas
en un banco al lado del río, por supuesto a la sombra.
Cansado de tanto de dar vueltas, pues de camino al hotel de nuevo, para que luego digan que en Alemania no hace calor, ni poco. Pensaba no comprarme nada de ropa de más de verano, pero me parece que me he equivocado yo.
¡Pepe, qué no llegas a la estación! Un poco más y ya estás
Llego al hotel, subo por la zona de servicio o por recepción como el resto de los huéspedes, es que esta mañana cuando he bajado al desayuno, empezaba una conferencia en la primera planta, y como los pille con las manos en la masa, luego pasa lo que pasa, que me miran con mala cara, pero ¿quién es este?
Tampoco me lo he pensado tanto, por donde siempre y punto. Pues cuando he llegado a la primera planta, me he encontrado, que estaban recogiendo los ordenadores de la charla, unos minutos más y los pillo a todos.
Me he puesto a comer, a ver Pepe, ¿qué es lo que tienes por el frigorífico? Pues con el calor que hace, no apetece nada pesado. Un poco de fruta (plátano y peras) y con un poco de yoghurt. Y todo bien fresco. ¿Pepe, y las cervezas? Las cervezas caerán el sábado y el domingo, que cuando salga de trabajar, estaré bien asado de calor, más todavía que ahora.
Pero ¿has comido a la hora alemana? Pues tampoco he mirado el reloj, pero lo seguro estoy que no eran ni la 13 horas ni las 14 horas, eran mucho más.
Después, me he puesto a ver una película que me recomendó el otro día P, mi compañera de curso de alemán, "La chaqueta metálica".
Ahora momento de pensar, qué se supone que voy a hacer durante el resto de la tarde. Pues estudiar alemán. Eso lo haré después de cenar.
Antes de todo eso, toca ir a comprar mis yogures favoritos, o mejor dicho, mi postre favorito, arroz con leche. Pero antes, tengo que coger mi mochila, para meter todas las botellas posibles para reciclarlas, tendría que haberle echado una foto a la mochila. Je, je, je. A la próxima, se la haré.
Mi ticket de descuento, listo para canjear.
Además del postre, ha caído una caja de galletas y un bolsa de cacahuetes, claro está para acompañar las cervezas, cuando me las vaya a tomar, ¿solas? Eso es imposible para mí, alcohol sin haber comido antes algo, es una bomba para mí.
Había pensado en ir a darme una vuelta por las tiendas de ropa de Sundern, pero en cuanto he llegado del supermercado, ya no eran horas de ir, demasiado tarde, a esa hora, los comerciantes ya están en sus correspondientes casas y con las tiendas completamente cerradas. ¡Pepe, no te has acostumbrado aún a los horarios! ¡Qué va! Imposible, eso de comer y cenar tan temprano y que las tiendas te las cierren tan pronto, nunca lo entenderé.
Día de clases de alemán, pues estos días se hacen más que repetitivos.
El desayuno impoluto,
soy el primero en desayunar en esta mañana
Levantarse a hora irreconocibles por alguien que este ahora de vacaciones de verano, que no es este mi caso. Estoy aprendiendo "cocina" y "alemán" en Alemania, así que hay que hacer un esfuerzo noble y levantarse bien temprano. Horas en las que casi nadie anda por la calle y en más de una vez, soy el primero en desayunar en el hotel y eso que los alemanes se levantan temprano.
Esperar al bus y enseguida llegar a la estación de tren de Arnsberg, esta vez estoy atento y a los pocos minutos llega el tren, esta vez, no se me escapa. Este tren va mucho más vacío que los otros que cojo yo que son más tarde.
Con estas tempraneras, he llegado muy pronto a Meschede, así que no se me ocurre otra cosa que pasear, en lugar de estar sentado, tan tranquilo, quiero ver lo que hay por allí.
Sillas hechas con camisetas y trapos viejos
Esta última me gusta más, tiene dibujo por lo menos
Pues dando vueltas, encuentro un lugar muy tranquilo para leer, está al lado del río, además con el sonido de este de fondo, es una delicia estar allí, para algún que otros día que me pase lo mismo, llegar temprano, volveré por aquí.
Justo enfrente está el servicio sanitario contrato por mi hotel,
así que si me da "una insolación" de tanto leer, ya sé donde
tengo que ir.
Pues estoy a punto de llegar a clase,
cuando me encuentro con esto...
Están tapando los semáforos y ahora
con el tráfico que hay, ¿cómo cruzo yo
la carretera?
¡Pues esquivando los coches!
Al mismo cruzar el umbral de la puerta, me encuentro que el resto de mis compañeros de clase que han llegado antes que yo, ¡qué lastima más grande no llegar el primero! Aunque ya está bien de llegar y no encontrarme a nadie en clase.
Las clases se hacen como siempre interminables.
Primera tarea de la mañana, fonética, repetir como papagayos palabras y frases para ver qué posición de la lengua hay que poner para que suene correctamente la palabra.
Segunda tarea, echarle mano al libro de clase, y empezar a hacer ejercicios sin ningún sentido ni causa.
Empezamos a hacer nuestras queridas pausas y entre una de estas, mis compañeros R. y A. se van a comprar comida para comer algo caliente al salir de clase, me parece a mí que les voy a acompañar. Nuestra pausa se alarga demasiado de la cuenta, aún así hemos comprado una pizza para compartir, R. y yo nos la vamos a comer.
Por la tardanza de la última pausa que hemos hecho, se nos recompensa con más deberes para casa, ¡vaya barbaridad de profesora, no tienen sentido del humor!, no sabe que tenemos que disfrutar un poco de nuestro tiempo libre y más en las pausas que es cuando estamos todos juntos.
Damos por finalizadas las clases de alemán, hasta la próxima semana. Eso se traduce en 5 días de trabajo seguidos: de sábado a miércoles.
Hoy tienen prisa los compañeros y no se quedan un rato por Meschede, así que cogen el autobús en la parada de al lado de Kolping, en donde damos las clases de alemán.
No veas, como R. y yo nos hemos comido una pizza, tamaño grande, en un momento.
Allí los he dejado esperando el autobús, yo por mi parte voy a hacer lo imposible por llegar en menos de 10 minutos a la estación, a ver si me da tiempo a coger el próximo tren y no tener que estar esperando media hora más.
En el camino, me encuentro que están preparando el escenario para un concierto, pero es para las 20:00 horas, ¡Pepe, imposible para ti, los horarios no coinciden! Exactamente, a esas horas no hay combinación posible para Sundern, como mucho sería un taxi y podría salir por una cantidad de dinero irracional.
Actúan "Just Pink"
http://www.justpink.eu/bio-3/?lang=en
Mientras espero en la estación, los pocos minutos que quedan para que llegue el tren, me fijo en la gente que hay a mi alrededor. Me sorprende, un hombre mayor, cerca de los 70 y tantos que está echando una mini-siesta en uno de los bancos, lleva consigo una bolsa llena de botellas de plástico y consigo una especie de tenazas para ir recogiendo cosas del suelo o de las papeleras. ¿Este es el futuro que nos espera en Alemania? ¿Después de estar trabajando un par de años, no tengamos suficiente dinero ni para sobrevivir?
Las cosas que se dejan olvidadas las
personas del lugar.
Como buena persona, lo he dejado en
el mismo sitio.
Llego a la estación de Arnsberg, es hora de esperar nuevamente, el autobús aún le queda un rato, por lo menos una media hora. Con el calor que hace, es para no esperar afuera, sino dentro de la estación, que por suerte, todavía sigue abierta, que con el horario que tienen aquí, más de una vez, me la he encontrado cerrada.
Llego al hotel, más de las 18:00 horas, lo que se traduce en que, no puedes entrar a la cocina a prepararte nada. Pero aún así entro, quiero una botella de agua, aunque que sea con gas, por lo menos está fresca, pero para mi sorpresa, no queda ninguna.
La jornada acaba en mi habitación, escuchando un poco de música y viendo la película "el lobo", la recomendada por mi compañera P.