miércoles, 16 de julio de 2014

Días 36 y 37. Fin de semana

Sábado y Domingo Exhaustivos

Están son las palabras que resumen los dos últimos días de la semana.

El sábado, por suerte, no tengo que madrugar tanto, y me doy el lujo de levantarme a las 9 de la mañana, a algunos eso le parecerá temprano, pero después de unos días levantándose de 6:30 de la mañana a 8:00, esto son vacaciones para mí.

Prepararme un desayuno bien cargado, pues hoy voy a subir a la sala de trabajadores y a desayunar con tranquilidad porque hasta las 12:00 horas, no tengo que empezar a trabajar.

En cuanto entro a la cocina, todo el mundo está ocupado, están preparando catering además de comida para hoy.

Me he ido para las ensaladas, como me encargaron, desde un primer momento. En cuanto entres, de cabeza a esta zona y rellanar cada uno de los comportamientos con sus correspondientes ingredientes.

Dicho y hecho, a preparar todos los ingredientes. No me lleva más de 1 hora. Paso seguido rellanar las salsas. Y como no me envían nada, estar allí de pie, prácticamente sin hacer nada, solo limpiando cuando algo se ensucia y  estar atento por si tengo que ir a la cámara a por algo.


Comiendo sano: ensalada y dos manzanas


Por la tarde, Ti. segundo de cocina, me obsequia con una caja de zanahorias para que se las pele. Pero una vez peladas, se quedan al lado suyo, pero sin hacer ni caso en todo el rato, la próxima vez, voy a ir más lento.

En un momento dado, todos los de la cocina desaparecen, no hay mucho trabajo esa noche. Y de repente aparece la jefa de sala del bar y me pregunta que donde está el personal de cocina, que ocurre, ¿es que yo no me considero como parte del equipo de cocina o es que estoy de adorno?

Lo dejo pasar.

En cuanto es hora de terminar, se limpia la cocina al completo y me dejan marchar a mi habitación.

Domingo.


Desayuno fuerte y tranquilo

Hoy va a ser el primer día que tengo que ir a trabajar al restaurante que tienen en el lago, al que he ido en un par de ocasiones, pero solo de visita. Me va a tocar trabajar de lo lindo.

Aunque en el horario de trabajo pone que empiezo a las 11, el chef T. me comenta el día anterior, que tengo que estar el domingo a las 10 en la recepción, que KE., uno de los cocineros, me va a recoger para llevarme. ¡Pepe, con taxista incluido! Pero no me gusta eso de empezar una hora antes, y ¿por qué?

Parece que el lago está cerca, pero de eso nada, son como unos 15 minutos en coche y no te digo nada, si vas andando, ya lo intenté una vez.

En cuanto llego a la cocina, me dicen que es lo que tengo que hacer. Pues a empezar a hacer ensaladas.

Tienen varios tipos de ensaladas, pero todas ellas tienen la misma base, solo varía el acompañante que lleve cada una de ellas, bien tomate con mozzarella o bien tostadas con mantequilla con mermelada. ¿No se supone que una ensalada es un alimento energético y saludable? Pues entonces, ¿qué pintan las tostadas allí?

A diferencia del restaurante del hotel, aquí preparan las cosas a su ritmo. En lugar de estar partiendo la lechuga una a una, se lava toda y se mete en un recipiente y según vayan pidiendo ensaladas, se va cortando en trozos pequeños. Por lo demás igual. 

Eso si, cuando se gasta uno de los ingredientes, hay en ocasiones en las que, no hay nada más, así que no se repone, se sigue haciendo ensaladas sin este. ¡Olé, qué finos que son!

Ant. me enseña como se hace cada una de las ensaladas, sin saber nada de inglés, nos entendemos como podemos, pillando lo que sé de alemán. Pero no me gusta nada la actitud de esta Ant., una chica bajita, de 19 años, lo sé porque luego se lo pregunto y que siempre está mandando cosas al cocinero KE.,… Aunque no sé mucho alemán, todo el rato que he estado allí, se oía, "KE, esto", "KE, lo otro"… Así seguidamente.

Pocas vistas del lago desde la cocina, las únicas, cuando he ido al baño.


Desde el comedor de celebraciones


Otra desde el salón

Y como no olvidarme del baño...


La pre-sala antes de los baños.


Hasta las 5 de la tarde, no he parado de hacer ensaladas. En ese mismo instante, me han dado un tipo de postre para "comer". Tenía hambre, pero no tanta como para comérmelo todo, no estaba muy bueno la verdad, el arroz con leche no lo saben hacer muy bueno.



La tarde, me cambian las tareas, a fregar cacharros metálicos. En el hotel si que tienen una máquina que los limpia, parece ser que aquí se lo quieran ahorrar. ¡Pues vaya gracia!

Hacen más de una pausa. Y mira donde la hacen, al lado de los contenedores de basura del restaurante.


A mano izquierda,
la puerta del final, da a la calle


A mano derecha,
la puerta para entrar a las cocinas

Cuando ya queda poco para las 8 de la tarde, los cocineros se reúnen y hablan con la jefa, si nos podemos marchar antes por lo del partido de esta noche de Alemania, el mundial de fútbol, a regañadientes, me dejan marcharme con Ant., que en menos de 10 minutos, me deja en la puerta principal del hotel.

Le doy las gracias por todo y me voy a mi habitación.

Veo la primera parte del partido en mi habitación. Quiero ver el ambiente que hay en el pub del sótano del hotel, pero cuando bajo, me llevo la sorpresa de que no hay nadie, mejor dicho, está cerrado. Vaya desilusión más grande. No pasa nada, terminaré de verlo en mi habitación.

Gana Alemania y todos los alrededores se llenan de griteríos y de personas dando vueltas con sus coches.


Aunque bajo para ver el ambiente que se vive, no se ve nada, vaya aburrimiento.


La plaza del ayuntamiento, 
minutos antes del partido.

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