Domingo, último día de la semana, aún así, he tenido que madrugar. Y llevo unos días que no sé en qué día me encuentro.
Hoy tenía turno desde las 9 hasta a saber qué hora de la tarde, indefinida, como siempre, se sabe a que hora se entra, pero no a qué hora se sale. En la tabla de los horarios, aparece un "9" con unas letras al lado.
En cuanto llego a la cocina, me regañan porque dicen que he llegado 5 minutos tarde. Me cayo y les digo que será la última vez que llegue tarde. Hay una razón por la que he llegado tarde, el ascensor tarda un rato en subir hasta las cuarta planta, después tengo que llegar a la primera, para que, por último, coger las escaleras de servicio y bajar a la cocina, no me pongo a intentar explicárselo porque por dos razones obvias, gastaría saliva tontamente, además de que seguirían haciéndome la contraria.
Además, me comentan, de entre medio en broma, medio enserio, que debería de estar 10 minutos antes en la cocina, para saber qué tengo que hacer y en qué estado se encuentra. Me parece que no, prefiero llegar puntual, que estar medio segundo antes. ¡Pepe, qué exagerado! De exagerado nada.
Hoy no tenía la tarea definida, aunque me dejaron claro el día anterior de que, cada vez que entrara en cocina, comprobase la barra de ensaladas y rellenara cada cuenco con bastantes suministros, una persona no ha parado de mandarme cosas, la ayudante de cocina D., por tanto, las ensaladas han tenido que esperar hasta el último momento.
La ayudante de cocina D., principalmente, se dedica a preparar los desayunos, y por tanto, es la primera que está casi todos los días, según su turno, en aparecer por las cocinas.
Pues antes de que se pusiera a recoger todas las cosas del desayuno, ya me estaba mandándome a hacer cosas.
La primera de todas ha sido, rellenar los boles de mermelada. Porque en el desayuno, hay dos clases de mermeladas, la que va empaquetada y la que se sirve en boles gigantes. ¿Diferencias?, creo que ninguna, bueno si, la empaquetada no está manoseada por el personal de cocina, así que yo, sin dudas ninguna, cuando voy a desayunar, le ataco a la que está empaquetada.
La mermelada que "no está empaquetada" la tienen en recipientes gigantes de 5 kg de capacidad. Cuando les sobra mermelada, en lugar de tirarla, la vuelven a echar en el mismo recipiente gigante, no sé ni como no les ha pasado algo ya. Pero yo me limito a hacer lo que me digan y punto.
Ha seguido mandándome que repusiera más alimentos de la barra de los desayunos.
Antes de cerrar el desayuno, parece que los domingos, la hora del desayuno se alarga más de lo normal, porque eran las 11:00 horas y aún no se había recogido. D. me ha enseñado a hacer huevos revueltos con unas hierbas que le echan por encima, como si fueran un misterio, no tienen nada que hacer. Pero aquí viene la sorpresa, en lugar de utilizar huevos normales, utilizan unos tetrabrick de huevos revueltos, ni tan siquiera se tienen que marear en batir los huevos, me he quedado sin palabras, creo que no volveré a probar los huevos revueltos del desayuno en una temporada. Echar como un cartón entero de huevos en una jarra, para luego echarlo todo en la plancha y con ayuda de una espátula, ir removiéndolo todo. ¡Puajj"
Por fin recoge el dichoso desayuno y me pongo con ella a preparar la bandeja de embutidos y quesos para el desayuno del día siguiente.
A todo esto, a la vez, tienen que estar preparando las cosas para el brunch de hoy, parece ser que no todo se preparó ayer y que quedan muchas cosas por hacer, sobretodo las cosas que se tienen que servir en caliente, porque veo al segundo de cocina Ti estar cortando carne sin parar y empezar a asarla.
Por fin, la bandeja de embutidos, queda lista. Y me comenta D. que estoy mismo tendré que hacer mañana yo, pero sin ayuda ninguna, así que sin dudarlo ni un momento, le echo una foto, así no me equivocaré mañana, ¡Pepe, ja, ja, ja!
Le falta la tapadera de plástico, por fin algo que
no se le pone papel film transparente
Me ponen a preparar lonchas de pan de molde con mantequilla y embutido y parar variar, no queda fiambre cortado. Pues a quien le toca cortar, pues a mí, a quien sino. A encender la máquina, la verdad, no me hace ninguna gracia cortar, pues como me descuide, me quedo sin algún dedo.
Terminados las rebanadas, toca colocarlos en la bandeja y ponerlos todo bien bonito y, por supuesto, decorado, que no se me olvide eso, que parece que es lo más importante.
Empiezan a servir el brunch y tiene que estar todo bien colocado, parece que tienen un sitio para cada cosa, que ordenados que son esta gente. Aunque luego para otras cosas, no tanto. Pues por ejemplo, cuando cada uno de ellos está trabajando en su lugar de trabajo, tabla de cortar y fogones, todo completamente marraneado, pero bueno, ya se limpiara cuando este todo el menú listo.
Pasan las horas, para allá y para acá, hasta que es hora de recoger el brunch, una cantidad de comida queda todavía en todo los platos. Le pregunto a Ma., al segundo de cocina, si puedo coger algo para guardármelo para después para comer. Me dice que si, en su mejor inglés.
Así que cojo un poco de aquí y un poco de allá para probar todas las cosas e incluso me preparo dos platos aparte para guardármelos en el frigorífico de la habitación.
¡Pepe, este plato parece que esta incompleto!
Cierto, he estado picoteando mientras que
limpiaba la cocina, de arriba a abajo.
Verduras y pescado, el pescado todo un
lujo aquí porque siempre están asando carne.
Hora de limpiarlo todo, incluso los armarios por dentro. ¡Qué casualidad, que estoy yo y se tenga que limpiar todo! Son unos...
Son las 16:30 horas, todo está listo, fin del trabajo por hoy.
Termino, por fin, cojo mis provisiones y me voy a mi habitación. No hago más que entrar, dejo los platos donde sea y a la ducha directamente.
Después de un día así, no hay ganas ni de salir de la habitación, así que estar un rato con el ordenador y descansar un rato y luego a la cama directamente. Mañana lunes, será un día más largo todavía, de 12 del mediodía a 10 de la noche. ¡Toma ya!
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