sábado, 12 de julio de 2014

Día 34. Jueves, día de clases.

¡Clases de Alemán! Creo que nunca en mi vida he tenido tantas ganas de tener clase, después de estar más de 3 días "encerrado" en Sundern, es lo más emocionante que me puede pasar en la semana.

Me despierto a mi hora de siempre a las 6:50, antes que suene el despertador, ya estoy en pie.

No tardo nada y en seguida ya estoy en el descansillo de la planta, junto otro alemán, esperando el ascensor. El acompañante le da al botón de recepción y yo al "número 1". Parece que todavía no se ha despertado el caballero, va un poco empanado, tal que, cuando salgo, el va detrás, pero ¿no se ha dado cuenta que le he dado al 1?

Me voy para las cocinas. Empiezo con mi rutina diaria, lo primero preparar los bocadillos para el desayuno de media mañana y los que me tomaré cuando vuelva al hotel por la tarde. Cada día tengo más práctica, porque enseguida ya lo tengo preparados. Me preparo el desayuno, y sin sentarme, por miedo a que se me escape el autobús, me tomo todo el desayuno, sin dejar nada.


Mi parada del autobús la que se ve
a mano izquierda

Cuando llego a la parada de autobús, ya hay un par de personas esperando que llegue el bus, saludo a los presente, aunque no los conozco de nada, solo es un gesto social. Pero me doy cuenta que los que van llegando posteriormente a mí, ni saludan ni dan los buenos días. Estos alemanes son completamente antisociales hasta entre ellos.

Pasa el primer autobús y la parada se queda vacía. Solo quedo yo esperando al R21, desde un primer momento, me parece extraño. Pero al rato, me doy cuenta, que el autobús no llega, así que decido ir a recepción a preguntar.


Mucho tráfico, pero sin venir el autobús

Como casi siempre, no tienen ni idea, pero me solucionan el problema, llamando por teléfono al señor S. para ver si me puede acercar hasta Meschede. En efecto, puede hacerme ese gran favor. Y en un par de minutos, ya estamos allí.


Curiosa foto de la entrada principal del
hotel, me desespero mientras la espera,
pero con la cámara de fotos del móvil a
mano, las cosas son distintas.

En cuanto entro a clase, me encuentro con la profesora nueva, K.T., pero a ninguno de mis compañeros, pues parece ser que están hablado con el señor P, que está cogiendo los datos bancarios, y así puedan llegar más rápido las ayudas prometidas.

Pues, a decir verdad, esta le da cien patadas a la profesora que teníamos antes. Sabe de que va el tema y lo más importante de todo, sabe como dar una verdadera clase de idioma en alemán. No solo sigue el libro, sino a partir de este, va explicando mucho de los puntos que a ella le va interesando.

A simple vista, según mis compañeros, le da un aire al personaje de "la hierbas" de la serie española de televisión "Aquí no hay quien viva".

Pero según va pasando las horas de clase, se me ocurre esto otro, aunque dejo de comertárselo a ellos. Para los seguidores de Harry Potter, se parece a la profesora "Sybill Trelawney", le da un aire (para los que no hayan visto la película, http://es.harrypotter.wikia.com/wiki/Sybill_Trelawney). 

Aunque por otro lado, cuando se acerca a ver lo que estas escribiendo en el libro, en lugar de coger el libro y acercarlo a su nivel, coge y se agacha todo lo posible hasta tener la cara junto al libro, me parece a mí que le falta un poco de vista, aún así lleva gafas. En una de esas ocasiones, me ha llegado a la mente la imagen del escritor español "Fernando Sánchez Dragó" en el programa de televisión "negro sobre blanco", que en muchas ocasiones, como la profesora, acercaba la cara todo lo posible al papel para leer.

Aparte de esto, parece ser una buena profesora y esperemos aprender todo lo posible del alemán. Pero sobretodo, que nos hagan el favor de cambiarnos más de profesora.

Porque desde que empezamos el curso de alemán en España, llevamos una larga lista de profesoras. Primero empezados con E.G., una señora mayor, muy simpática de origen alemán, de Paderborn. 
A continuación pasamos con K., una chica alemana, de Paderborn también.
Seguidamente, le tocó el turno a I.S.G., en este caso era una chica española, pero que no iba mal encaminada en el tema y sabía por donde andaba la cosa esta del alemán.

Después de que el curso se parase y más tarde volviera a reanudarse, nos pusieron con una chica alemana M.B., que nos metió mucha caña para que aprendiéramos alemán todo lo más rápido posible.

Tras este comentario. Vuelvo al tema que me ocupaba, las clases de alemán. Pasan como mejor se puede, algunos ratos se hacen entretenidos y otros insoportables.

En cuanto salimos del alemán, mis compañeros quieren ir a dar una vuelta, me parece todo lo normal del mundo y estamos callejeando, hasta que se decide de que ya es hora de recogerse, más temprano de los normal, aunque no todos disponen de un buen horario para estar todos los días en Meschede de fiesta. Sino antes de pasar por un supermercado, solo especializado en bebidas, para abastecer nuestras neveras de cerveza, yo, en particular, compro sol 2 botellas de medio litro cada una, solo para probarlas como están y para guardarme una para el sábado por la noche, que es cuando saldré de la cocina muy tarde y muy cansado, perfecto para una dosis de alcohol extra.


Vuelvo al hotel, tampoco hay que mucho que hacer, así que toca un rato de alemán, estar haciendo tonterías con el portátil para no morir de desesperación. Y enseguida me iré al sobre, a dormir.

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