Cambio de horarios de autobuses, eso significa bastante para mí, levantarse mucho más temprano. Si antes lo hacía a las 7:00 horas, ahora toca levantarse, por lo menos a las 6:30 o incluso o un poco más temprano, ducharse, vestirse y preparar un desayuno-cena, no se hace en un momento, sino en un rato bien largo, y lo último que quiero hacer es perder el bus.
Pues nada, a las 6:15 toca levantarse. Cuando suena la alarma del móvil, por un momento, creo que estoy en casa, en mi casa de Cieza (Murcia), España. Pero no, cuando abro los ojos, vuelvo a estar aquí en Sundern, una mañana más por estos lugares perdidos de Alemania.
Ducha rápida y a vestirse, me va quedando poca ropa limpia, eso significa una cosa, esta noche veré si me da tiempo a poner una lavadora.
Bajo a desayunar y me cargo el plato de todo aquello que encuentro, tampoco es que cambien el menú, como todos los días es el mismo, no hay ningún huésped que se quede tanto tiempo como yo, así imaginare, siempre ponen el mismo, no es que se mareen mucho.
La segunda de cocina D., me llama la atención de que me he cogido 2 croissants, que dice que eso es para los huéspedes, ¿ahora se acuerda de recordármelo, cuando llevo más de un mes aquí? Bueno, lo dejaré así, ya sé que más de 1 croissant prohibido coger.
Me lo como todo en la cocina, sin olvidarme de prepararme el almuerzo para las clases de alemán (dos bocadillos de salami, queso, jamón dulce y pepino) y la merienda-cena de esta tarde-noche (dos bocadillos, uno igual a los del almuerzo y otro de salchichas blancas, que suelen hacer para desayunar).
Esta vez, no pierdo el autobús, puntualmente, a las 7:15 ya estoy en la parada, viendo como, poco a poco, llegan alemanes de Sundern para coger el mismo bus que yo, a eso de las 7:17 o un poco más llega el bus. Y llega a la estación a las 7:55, siempre va rápido aun si tiene que recoger a más personas en las distintas paradas.
No me doy cuenta que a las 8:01 horas llega un tren, vamos que estaba un poco durmiendo, la verdad. Y tengo que coger el mismo tren que he cogido el resto de días, el de las 8:27 horas. Aunque, a decir verdad, casi mejor me viene este último, porque estar esperando en Meschede tantísimo tiempo no me hace ninguna gracia.
En cuanto llego al curso, ya son las 9:00 horas de la mañana. He llegado justo a tiempo. Pero para mi sorpresa, soy el primero de llegar a clase y el único. Nadie, más que yo está en clase. Pasan un par de minutos y la profesora K. decide empezar la clase, ¿cómo que empezar la clase, si solo estoy yo? Pues como si fueran clases particulares personales de alemán, solas para mí, pues no hace mucha gracia, pero es lo que hay, si "mis queridos compañeros de clase" me quieren dejar tirados, ya los pillaré. O mejor dicho, como suelen decir, ya se las devolveré.
Clases de pronunciación a todo gas, las "s" en alemán son dichosas de pronunciar, pero bueno, es lo que hay.
A la hora de hacer el payaso con las "s" alemanas, aparece una de mis compañeras, L. Por fin, ya no estoy solo en clase. L. viene del dentista. Pues nada una semana que tendrá que estar sin comer alimentos sólidos, "no me gustaría estar en su pellejo."
A lãs dos horas de estar alemán. Empiezan a dar señales de vida, el resto de compañeros, que se les ha escapado el autobús, que llegarán enseguida a clase. ¿Se les ha escapado el bus? Psss… No sé yo… Ante la duda, pues lo que me digan ellos.
Seguimos la clase con un rato, un rato bien largo, de risas, risas contagiosas, algo están de resaca, creo que no me incluyo, tan solo me bebí una sola botella de cerveza de medio litro en la habitación del hotel. Y esta mañana me he levantado bien.
Ya estamos todos, la clase al completo. ¡Ja, ja, ja, menudas risas mas tontas!
Pero entre las llamadas del teléfono de la profesora, pequeñas interrupciones, parece que la clase pasa más rápido, parece ser que a su marido se le ha roto el coche y lo ha dejado tirado en la carretera, menudo panorama.
Nos vamos a pasear por Meschede, unos a comprar zapatos o bien a ver tiendas. Estoy detrás de comprarme unos zapatos, pero de momento no dispongo de mucho dinero como gastar a lo loco, tengo que ver si me aceptan la tarjeta o donde puedo sacar dinero.
La tarde se hace amena, pero despedirse para vernos al lunes siguiente, no se hace tan sencillo.
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